A Los Torturados que Viven en Nuestras Luchas
No, ellos no están muertos
No se ha oscurecido el sol
ni se han apagado las antorchas
No, ellos no están muertos
No se han secado los océanos
ni se ha pulverizado el cielo
No, ellos no están muertos
No se han rendido nuestros pasos
ni se han dormido nuestros brazos
No, ellos no están muertos
No se han callado las guitarras
ni se han inclinado las montañas
No, ellos no están muertos
Viven en el rojo corazón de las putas
en la canción con que arrullan las madres
en la tesis del estudiante
Viven en el jardín que moja la lluvia
en la luz que cuela la luna
en el silbido de la brisa en la penumbra
Viven en el culto del colectivo a la justicia
en el suspiro del hombre que se enluta
también en cada sueño del que lucha
Viven en las fuentes que se rompen y paren
en las manos que labran y cosechan
en los niños que nacen y juegan
No, ellos no están muertos!
Viven en cada ml de sudor derramado
En cada bocado de aire respirado
En cada canción que cantamos!
¡Gloria al Bravo pueblo!
Porque ellos no están muertos
Dalila Benedetti - Caracas, Venezuela.