Edgar Poe, junto a Satán, sonríe viendo a través de la ventana cómo en la sala contigua Cortázar y Borges hablan acerca del cuento. El primero dice que su cabeza estalla cada que va a escribir uno, que un coágulo de materia informe se instala en su mente y no puede descansar hasta deshacerse de la obsesión por quitárselo. Borges hace cara de aprobación y le dice al otro que cuando uno ve una sola cosa, esa cosa única es absoluta, para vos los cuentos son la moneda de veinte centavos, y Cortázar responde que no vale citar a Chesterton, en el infierno la fama equivale a 300 latigazos. Va, qué importa, si ya todos estamos latigados y la carne se acostumbra, dice el viejo al leucémico. Y qué de los cuentos, nunca me sentí escritor de alguno, yo no era más que un colador en el que se estanca la mierda y el agua ya menos sucia seguía fluyendo, dice Julio sentándose de nuevo en la pila de discos de jazz. Y vaya colador que fuiste, se te nota en la cara que toda la mierda se quedó en vos. Gajes del oficio. Gajes de la marihuana. Del oficio te digo. Ya ves que nosotros no escribimos sin perversiones, somos los medios, amanuenses de algún boludo del más allá o más acá que se cree cuentista. Demiurgos decís, somos el canal por donde esa masa logra filtrarse a esta realidad. A qué llamas realidad vos, yo lo que veo es un mundo cada vez más desconocido, bueno, ahora que estamos aquí, dentro de nosotros, la cuestión es menos triste, aquí nos olemos. Este es en verdad el mejor lugar para escribir un cuento, pero el calor y la penumbra me sacarían los ojos antes de escribir plaff; Jorge, te imaginás qué hicimos mal para estar acá. No sabés que la señora de la registraduría nos odia. Ah sí, la misma que me dijo que Cortázar era un señor de pelo blanco. Ésa, cada quien a su castigo, pero a ella le tocó la mejor parte, en su vida fue editora. De cuál editorial. No recuerdo. A qué autores publicó. Ahí va el punto, ese plagiador de Coelho que a veces viene a latigarme él mismo. Ya veo, si hubiéramos escrito como él estaríamos con ángeles y flores. Puaj, para mí mejor estar aquí y recibir estos fustazos que arriba con ese contentillo blancuzco y amarillento de la conformidad. Escribieron que los cronopios eran inmortales, va que me morí y lo inmortal fue lo escrito. Eso es lo que vale, llegamos a vivir y estamos de paso. Te cuento lo que pensé leyendo el Quijote. Dale. Que los hombres existen para leerlo y morir sabiendo que ese libro va a seguir cumpliendo centenarios. Como todas las cosas, mirá que en unos años nadie leerá a ese Paulo, y así lloremos del dolor, el imbécil vomitará las frutas. Ahora creo que el cielo es para los mediocres. Lo es. Pero vos hablabas mucho de Dios, que era esa imaginación infinita. Y qué, ahora Dios no existe, si es que alguna vez lo hizo en la Tierra. Dios es un mal cuento, maula, un cuento breve muy largo. Y evidente, no hay nada mágico en él más que el nombre, no es real, pertenece al imaginario de los hombres, pero qué hombres tan poderosos. Te volviste ateo en las llamas. No, en las llamas me volví ateo. Ah, Quiroga. Bah, Quiroga, Camus, Chesterton, Schopenhauer, Baudelaire, Montaigne, Sartre, vos, yo, a quién le importa, somos el mismo y somos nadie, cada loco con su puta. O con su mate.
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Jonathan Torres - Colombia.
N/C
5 comentarios:
Con sonrisa sostenida.
Originalidad y brillantez de ideas.
¡Bravo!
Borges y Cortazar eran tan inteligentes, que decidieron optar por el infierno; un lugar donde se necesita mucha creatividad para permanecer.
Borges y Cortazar, nunca hubieran preferido ir al Cielo, lugar donde la existencia es monótona, cubierta de paz, y bañada por una corriente de amor que nuca se desborda, porque nunca llega a la Tierra.
Sí, sin duda, Borges y Cortazar, eran sumamente inteligentes.
Uno del Montón.
¿Y cómo sabes tú que Borges y Cortazar están en el infierno? ¿No será que eres el diablo disfrazado de Jonathan Torres?
Te agradezco el haberme arrancado una sonrisa.
Carla.
Un original enfoque, Jonathan. Tu relato es novedoso, inteligente y divertido.
Me encantó haberlo leído, porque a través de tu escrito también te he conocido a ti.
Comparto lo que dice uno de los comentarios: Borgues y Cortazar eran tan inteligentes, que sólo podían estar en el infierno. Lugar donde sobrellevar la existencia eterna es el fruto directo de la creatividad; el infierno es una aventura del razonamiento.
Aplausos para ti, Jomnathan.
Odi
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