miércoles, 7 de marzo de 2007

Un libro sobre mí mismo


Estaba buscando un viejo ejemplar en mi biblioteca. Nada especial. Solo quería un libro entretenido para releer. Digo releer por que al precio que están los libros nuevos uno tiene que volverse reciclador de antiguas lecturas.
De pronto, mi mirada se detuvo frente a un ejemplar de un planificador para una autobiografía. Recuerdo que traje el libro en algún viaje a los Estados Unidos en una época en que quería empezar a escribir mis memorias. El texto se quedó en blanco por que nunca pude ser tan sincero como para volcar mis vivencias y pensamientos en él. Quizás estoy muy joven todavía y me importa mucho lo que el mundo diga de mí.

Una de las preguntas iniciales del libro hace referencia a mi primer recuerdo en la vida. Decidí desarrollar el ejercicio, cerré mis párpados y retrocedí mentalmente en el tiempo: Tengo alrededor de dos años y me veo de pie sobre una silla del comedor mirando hacia abajo, hacia el vidrio. La mesa está junto a un patio interior y el brillo de las nubes se refleja sobre la superficie. Me veo arrobado frente a la magia de la duplicación. Miro arriba y veo la luz de un día de verano, bajo mis ojos y observo una réplica del cielo. Es una deliciosa sensación de vértigo. Siento que el azul intenso me quiere devorar. Quiero dejarme caer sobre el reflejo y vivir la ilusión de nadar en un lago de nubes junto a un sol de hielo…

El hechizo se rompe al conjuro de la voz de mi madre quien se alarma al verme acostado sobre la mesa del comedor…Regreso.

Comentario:
-Como puede uno criticar la inconsciencia de los niños cuando arriesgan su vida por explorar algo nuevo. Quizás la raíz de la imaginación termina muriendo en los adultos al término de la adolescencia y sólo la poesía permite recuperar los trozos inconexos de la niñez.
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Carlos Eduardo Vásquez - Colombia.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Carlos, evocar el pasado nos reencuentra con nosotros mismos. Es quizás el único momento que somos realmente sinceros. Sólo repasando el pasado podremos enseñarle el futuro a nuestros hijos.
En tu relato encontré un pedazo de mí, y por eso te agradezco que lo hayas escrito.

Un fraternal abrazo.

Alvaro
(conocido en la blogosfera por Dos3cuatro)

Unknown dijo...

Amigo, tú sabes de qué hablas y por eso te aplaudo.
El paso de la niñez a la adolescencia, es el paso que nos arrima a la dureza de corazón.
¡¡¡VIVA LA POESÍA!!!

Carla

Unknown dijo...

¡Me encantó, simplemente, me encantó! El texto, sin duda, es tuyo, pero me identifico tanto, que hasta parece que usaste mi vida de modelo.
¿Qué sería la vida sin poesía? ¿Y qué sería la poesía sin la vida? Tú encontraste el equilibrio exacto de ambas funcionalidades.
En tus palabras hay categoría, y en tu mensaje madurez.

Uno del Montón.

Unknown dijo...

Qué bonito, Carlos. Si el relato es autobiográfico, te felicito, y si es literatura, te felicito dos veces. Consigues llegar con soltura, y cuando finalizas nos dejas a todos pensando.
Sí, yo también creo que la poesía es el camino.

En tu blog habrá más, me imagino, porque hacia allá me voy.

Te confesaré algo, Carlos,
desde que visito Linde5 no compro libros. Lo que a mí me gusta está aquí. Y tú entre ellos.
Carla.

Unknown dijo...

Un relato puro, limpio, directo y prometedor. A través de él nos enfrentamos a una posible respuesta; el camino a seguir, ¿no será el camino de la poesía?
"Un libro sobre mí mismo" es un libro sobre todos, porque es imposible no identificarse con su mensaje.

Te dejo mi aplauso y mi admiración.
Odi

Unknown dijo...

Carlos, mucho sentimiento en tan poco espacio. Con tu sensibilidad sensibilizas la mirada del lector. La historia es hermosa.
Yo, humilde poeta provinciano, me quedé con dos imágenes: "me veo arrobado frente a la magia de la duplicación", y "vivir la ilusión de nadar en un lago de nubes junto a un sol de hielo".
Como "juntador" de palabras errantes, también creo que la poesía puede ser el vehículo viable para reencontrar la niñez.

Tito Grandi

(Carlos, te agradezco tu estimulante comentario en mi escrito "El perro que venció al olvido". Los halagos, evidentemente, se los paso a Fernado. Yo sólo he sido el vínculo entre tú y él)

VIVIR ES EL ARTE DE ATRAVESAR ESPERANZAS. -R.M.J.