sábado, 23 de junio de 2007

La boda

Y vivieron felices para siempre" así termina la historia que aquí comienza, la historia que cuenta el cuento que aquí les cuento.

"Si acepto" dijo ella, mirándolo a los ojos, entregándole el alma.

No habían anillos, ni trajes de alto costo, solo los novios vestidos como cualquier día, mano sobre mano, corazón sobre corazón.

El cura improvisado para la ocasión era Carlitos, el vecino de enfrente de Andrés el novio. Carlitos y Andrés habían compartido muchas aventuras juntos, y en esta ocasión no lo podía dejar a pata, y si bien de cura no tenía nada, se había aprendido el versito y estaba dispuesto.

No daba para ir a una iglesia, con una reunión entre amigos alcanza y sobra, así habían acordado Andrés y Claudia, los novios, total a nadie más le importa.

No era nada del otro mundo, a la fiesta estaban invitados los amigos íntimos, la hicieron en el barrio, en el fondo de la casa de Beti, la amiga de toda la vida de Claudia, en total eran... bueno más o menos unos diez, contando a los novios y todo.

De comer habían juntado poco, es que no había mucha plata, unos bizcochos que trajo Víctor, el mayor del grupo, el que se encargaba de la organización, que además había pedido que alguien si podía trajera una torta, pero como no dio para tanto, en su lugar consiguieron una rosca dulce, y la adornaron con grageas y chocolates. Al final de cuentas está bien, lo importante era celebrar.

El día anterior Claudia lloraba y reía como loca, una mezcla de nervios y alegría, mientras sus amigas le ayudaban a elegir el atuendo.

- Este pantalón te va bien, lo usas con esa blusa, la amarilla esa que te queda tan linda.
Para el no fue tanto el problema, los vaqueros de siempre y la camisa bien planchada, eso si, los zapatos si, los que usa para las fiestas, los veintiúnicos, que ya tienen su tiempo pero que todavía sirven para hacer facha.

Hacía una semana que lo habían decidido, el se lo había pedido de rodillas, tal como en las películas. No le importaba que dijeran los demás, "total nunca me toman en cuenta" decía medio ofendido, "al que no le guste que no mire" y tenía razón.

Todos mas o menos sabían que eran el uno para el otro, los dos estaban medios locos, "mira que casarse así tan de repente, está bien que se quieran pero están medio locos" así los molestaban, medio en joda medio en serio, pero ellos se reían, que sabrían los otros de todo esto.

Hacía tan poco que se conocían, solo hace dos años que Andrés había llegado al barrio, pero el amor le pego de lleno el primer día que vio a Claudia, y ella sabía también que ese fue el momento.

Y así fue como empezó la historia, un cruce de miradas y una sonrisa.
El final ya lo conocen, después del "si acepto" vino la fiesta, cortaron la rosca y brindaron con jugos.

Vivieron felices para siempre es lo que dicen, yo no los volví a ver desde la fiesta, se que Andrés entró a la escuela ese mismo año, a sus jóvenes seis años ya era casado, y su novia algo mas grande, de siete y pico.
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(Dedicada a Lukita que pidió una historia feliz !!!)
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WILSON CRUZ - Montevideo, Uruguay.
http://pensadonia.blogspot.com/
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Wilson Cruz, también es autor del relato "La lección" que puede leerse en, Linde5-otro enfoque (Contra el abandono y el maltrato animal)

21 comentarios:

Uriel H. dijo...

Definitivamente es una muy bonita historia.

Unknown dijo...

Sinceramente, no imaginé semejante final. Aunque eso sí, deslizaste una pista, pero no me agarré a ella (el amigo que no era cura pero se esmeraría por serlo).

"La boda", ante mis ojos (nada expertos por cierto)plantea un juego de espejos entre vida y literatura, creación y locura, realidad y ficción, inocencia y travesura, para conducir al lector por un camino plagado de despistes, y finalmente abanarlo a los pies de la sonrisa.

Pienso que "La boda" es un relato de gran altura.

Te felicito,y te dejo mi admiración y mi aplauso.

Dos3cuatro.
(Como no me conoces, te aclaro que uso este seudónimo, porque es el único que convierte mi individualidad en grupo de opinión).

luks dijo...

muy tierno. y muy bien contado hasta el final

Unknown dijo...

"La boda" es un cuento orignal,bonito y sorprendente, tratado con delicadeza, buen uso de la sintásis, y meritorio ritmo narrativo, que desemboca en un final totalmente imprevisible; lleno de inocencia y ternura.
Entendí que "no lo podía dejar a pata", significa que no lo podía dejar en la estada, pero, "facha"... Sé que es una palabra gramatical y aparece dentro de un contexto literario...
Wilson habiendo tantos sinónimos, ¿por qué usaste ese término repugnante?
De todos modos, en su conjunto, reafirmo mi apreciación anterior; es un gran relato y el autor persona muy imaginativa.
Aplausos para ti, Wilson.

Yaiza

Unknown dijo...

Historia enternecedora y divertida; todo parece tan real porque los personjes se alumbran con la luz de la inocencia.
Indudablemente el final sorprende, pero el desarrollo sorprende más porque el lector sabe lo que va a pasar pero ignora para qué. Quizá el mérito narrativo esté ahí.

El manejo de la semántica es otro, ya que el autor prefirió usar el lenguaje popular de su tierra para darle veracidad al asunto. Y eso, más que alarmar, entusiasma, dado que demuestra la palpable desaparición de las barreras idiomáticas.

Ahora, estoy con Yaiza, en lo referente al desacierto de utilizar la nefasta palabra FACHA. En este país FACHA es sinónimo de violencia, de dictadura y de sangre; de mucha sangre.

Pero, una palabra no disminuye la calidad del texto. Tal vez, si la leemos con paciencia y muchísima buena voluntad, la palabreja pueda resultar enriquecedora.

Wilson, te dejo mi respeto y mi admiración.

Carla

Willy dijo...

Hola a todos, desde ya muchas gracias por los comentarios.
Quería explicarle a Yaiza y a Carla que en mi país la palabra "facha" es sinónimo de "pinta", una persona "fachera" por estos lados se considera alguien con cierto atractivo especial, este es el significado que intente darle dentro del cuento.
Confieso que Ricardo (dueño de este blog) me recomendo cambiar esta palabra, y a mi me pareció que dentro del contexto no sonaría agresiva, al parecer no estuve acertado.
Pueden estar seguros que en este relato no intenté incluir ninguna referencia a este tipo de personas y quienes me conocen saben que mi forma de pensar dista mucho de estas personas, de echo en mi blog dejo ver varias pruebas de esto.
Saludos a todos y gracias por las opiniones.

Ricardo Muñoz José dijo...

Estimadas, Yaiza y Carla, aun sabiendo que mi intervención es innecesaria, quiero darles una explicación: las palabras, de país a país, cambian de sentido, aunque en el diccionário mantengan el mismo significado.
Por ejemplo: "culo" en España es un término común por el que se identifica a una parte del cuerpo humano, pero, el uso diario le da otras aplicaciones, "ir de culo", gafas "culo de botella" etc. lo que la hace más normal todavía.
Ahora, en Uruguay, "culo" es una palabra grosera, de mal gusto, y catalogada por la gente como una palabrota. Y los uruguayos saben que es gramatical. Sin embargo, el lenguaje popular la identifica con la ordinariez.

Otro ejemplo: el gran humorista Gila, estando en un país centroamericano, con una pareja amiga iba a iniciar un viaje en avión. En el aeropuerto el hombre propuso: "Mientras despacho las maletas, tú y mi mujer se van a "echar un palito". La mujer aceptó encantada. Gila la miró de reojo, y ya le empezó a interesar eso de "echar un palito". El interés desapareció cuando la señora lo invitó a entrar en el bar y le preguntó qué iba a beber. Resultó ser que "echar un palito" era tomar un aperitivo.

Carla y Yaiza, aprovecho la oportunidad para agradecerles la constante colaboración que prestan a este blog.

Ricardo

Unknown dijo...

¡Me hiciste pìcar! Hasta el último momento me creía que estaba ante una boda. Pero, como tú sabes, la mente siempre va unos pasos más adelante que los ojos, y por dentro me preguntaba ¿en qué va a terminar esto?. Y el final es sorprendente.
Esa escueta pista del amigo haciendo de cura, no la tomé en cuenta o no supe entreleerla. De todos modos, el amor estaba allí, palpitando en la inocencia, pero estaba allí. Y cuando el amor está en los textos, la figura del autor se agiganta.

Un fraternal saludo.
Julio

Vico dijo...

Muy buena la idea Willy!
La pista se te adelanto un poco, y mucho antes del final ya delusidé la historia.

Sobre el uso de ciertos terminos muy uruguayos, aprendí viviendo en el exterior que es bueno el ejercicio de utilizar un vocabulario más generalizado en los países de habla hispana. Porque de otro modo el texto solo es entendido por un sector muy reducido de lectores.

El texto tiene muchísima ternua.
Muy bonito.

Unknown dijo...

Después de leer el cuento, le viene mejor el título "El chiste".
Me soprendiste, Wilson. Fuiste llevándome en el desarrollo del argumento, enredándome poco a poco, incluso, dándome ventajas (la refrencia al cura), y yo piqué.
Si es verdad que una sonrisa no tiene precio, debo estar debiéndote una fortuna, porque de la sonrisa pasé a la carcajada.
Me gustó la técnica narrativa que utilizas. Quizás en lo del cura fallaste un poco, pero eso no es un impedimento, para que te deje mi más sinceras felicitaciones.

(Te invito a leer mi relato "Esperando la comida", que hallarás en esta misma galería)

Unknown dijo...

Wilson de un juego infantil hicistes un anzuelo para que todos picáramos.
Al comenzar a leer sentí la soltura de la simplicidad,que me invitaba a seguir la lectura. Ahora, me descolocaste con el amigo cura. Cuando leí "se aprendió bien el versito", me paré ¿Qué es esto? ¿Que uno de los "intermediarios para la salvación", suplante "el rito sagrado" por un versito?
Del resto qué puedo decir. Nada. Sólo aplausos.
Los niños siguen siendo niños, y de allí la pureza de sus juegos.

Felicitaciones, amigo. Y te agradezco la sonrisa que me arrancó tu cuento.

Uno del Montón

Mar dijo...

Me lleno de mucha ternura ese juego pueril! La verdad me soprendí con el final, no me lo esperaba.

Pero de todos modos, los niños al final saben más, y las bodas reales deberían ser más espontáneas y sin tanto alboroto.

Al fin de cuentas, el amor, una mirada y una sonrisa son más que suficientes.

Gracias por la ternura hecha palabra.
-Mar

Unknown dijo...

Un historia dulce, enfrascada en un juego infantil.
El desarrollo es perfecto, buen ritmo, longitud adecuada, y capacidad para sorprender. Ahora, aunque el lenguaje utilizado me es bastante extraño, la esencia del cuento la capté.
Soy maestra de una escuelita de Guinea Ecuatorial, y por profesión sé que los niños son muy capaces de "casarse", y mantener ese juego por mucho tiempo ante los ojos de los otros niños.
¿Será por eso que tan intensamente viví tu cuento? No. Es porque tienes mucha pasta de escritor, y aún en tu interior palpita un poco del niño que fuiste una vez, y sabes transmitirlo.
Willy, me has hecho reír, a pesar de que no soy persona de risa fácil. Agradecida te estoy.

Un saludo africano.

Unknown dijo...

Willy, pido disculpas por mi distracción, pero olvidé dejarte mi agradecimiento por tus palabras en mi texto. Aunque digas que valen de poco, para mí tienen el significado de la comprensión y el apoyo. Muy tierno de tu parte.

Amanda Ondó

Unknown dijo...

Willy, "La boda" es un cuento de altura. Conduces bien el desarrollo y rematas con precisión. Leí los comentarios, y ninguno (salvo el de la paisana, Charruita)se atreve a asegurar que adivinó el final. Yo tampoco. Y eso tiene su mérito.

Te felicito, viejo. Nos encontramos en el próximo cuento.

Por si un día te sobra tiempo, en estas mismas páginas tengo un relato dramático, titulado "Tiempo de violencia y lágrimas". Ricardo me dio la oportunidad de publicarlo, porque lo mío -de lo que vivo-, es el humor.

Unknown dijo...

Willy, me pillazte. Yo no vi el detalle del cura, ni la madre en coche. Sólo sé que me hicistes reír con ganas.
Muchas veces en las cosas más simples, como en este caso un juego infantil, están las historias más divertidas.

Tendré que pasar por tu blog a conocerte mejor.


(Si puedes, lee mi "Finale in crescendo" -aquí mismo-, te aseguro que algo tenemos en común)

Unknown dijo...

Sinceramente, cumpita, me enredaste con tu lenguaje uruguayo, y caí en tu "embozcada". En todo momento pensé que era un casamiento diferente, qué sé yo, a lo mejor en Uruguay la gente se casaba así. Y después que me ensarté fue la carcajada. En casa pensaron que estaba loco porque me reía solo. A esto le llamo yo un buen cuento.
Un abrazo ecuatoriano, amigo uruguayo.


(Te doy las gracias más efusivas, por tus palabras sobre mi cuento "Un sueño")

Unknown dijo...

Tu cuento atrapa y sorprende. "La boda", redactado en lenguaje coloquial, cumple su cometido; te descoloca al final y te arranca la sonrisa.
Ahora, a mi modo de ver, la imaginación infantil transmutada en "acto serio" de los mayores, nos demuestra que en esta vida todo no pasa de un juego.
En otros comentarios leo que te advierten del error de mencionar a Carlitos. Quizás, sí. Pero Carlitos tenía que aparecer y por eso está ahí. Simplemente eso.
Felicitaciones, Wilson.

Tito Grandi

(Amigo uruguayo, gracias por tus palabras sobre mi texto "El perro que venció al olvido". Fernando es merecedor de todas ellas. Yo tan sólo hice de puente para que la gente lo conozca)

Unknown dijo...

¡Me tragué el anzuelo sin carnada! Armaste el engaño y me mareaste con tu jerga uruguaya, y si Carlitos andubo por ahí, yo no lo vi.
Que los críos jueguen a hacer cosas de mayores, no es nuevo, pero, que un escritor se ponga a describir ese juego, demuestra que la literatura, sin mirar edades, también gusta exaltar la parte más hermosa de la vida; la niñez. Destacando que "La boda" no es un cuento infantil, y allí, justamente, estriba su valor; atrapa y levanta la sonrisa.

Uruguayo, un aplauso y un beso.

Madrileña de Chamberí

(Tal como hacen otros, yo también te invito a leer mi monólogo "El borrachín del barrio".
Es una mezcla de recopilación y cosecha propia. A ti que tienes sentido del humor, te gustará. O, al menos, eso espero)

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Amigo uruguayo, me la comí con queso. Algo no me cuadraba, pero (como dice uno de los comentario) pensé que a lo mejor la gente en Uruguay se casaba así. El final es el "no va más" de la sorpresa.
LA BODA me gustó de verdad.

Por vos levanto mi copa y brindo por tu futuro literario.

Un abrazo guatemalteco.

(En esta misma Galería tengo un relato titulado "El amante de todas las mujeres". En él trato un tema más antiguo que la injusticia, pero que se mantiene como tabú. Si lo leés me sentiré honrado, pero si no lo leés lo comprenderé)

VIVIR ES EL ARTE DE ATRAVESAR ESPERANZAS. -R.M.J.